«Tú, sígueme. Deja que los muertos entierren a sus muertos.»
Esta especie de "condición" que sentencia Jesús en el Evangelio de hoy a éste discípulo, podría sonarnos un poco dura y radical; pero es que Jesús desea que nos liberemos de las ataduras humanas y comprendamos que todo nuestro empeño, como bautizados que somos, se centre en la instauración de su Reino aquí en la Tierra y en conseguir la Vida Eterna que nos ha prometido.
Los santos son el mayor ejemplo de la radicalidad que nos narra este pasaje evangélico, San Ireneo, a quien celebramos hoy, llegó al punto de dar su vida por defender la fe cristiana. Que Dios nos regale una fe radical que nos permita transformar el mundo a través de la caridad.