«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Este pasaje del Evangelio representa claramente la dicotomía de la vida del ser humano: el haber sido creado bueno por naturaleza, pero tocado por el pecado; y más aún, admirablemente redimido por Cristo. En la figura del Apóstol Pedro hoy, nos podemos ver reflejamos todos: en unos momentos reconocemos la grandeza de Jesucristo, en otros momentos no queremos dejar que realice su obra en nosotros.
Dios nos regale la gracia de identificar y tratar de erradicar de nuestra vida aquellos momentos en los que no queremos dejar a Dios ser Dios.