Hoy, jueves eucarístico y sacerdotal, celebramos además esta gran fiesta. Es un momento propicio para darle gracias a Dios por el don del sacerdocio común que comparte con todos nosotros, y por el don que significa para toda la Iglesia el sacerdocio ministerial, pues ellos, los sacerdotes, renuevan en nombre de Cristo el sacrificio de la redención, preparan a tus hijos el banquete pascual, presiden a tu pueblo santo en el amor, lo alimentan con tu palabra y lo fortalecen con tus sacramentos. (Prefacio de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote)
Pidamos a Dios que siga enviando obreros a su mies, y pidamos fortaleza y santidad para todos los sacerdotes del mundo.
